ACTIVIDAD NUMERO 3
ESTADO, DEMOCRACIA Y CIUDADANIA
El
gran enemigo de la libertad es el constructivismo, aquella fatídica pretensión
de querer organizar, desde un centro cualquiera de poder, la vida de la
comunidad, sustituyendo las formas espontáneas, las instituciones surgidas sin
premeditación y control, por estructuras artificiales y encaminadas a objetivos
como racionalizar la producción, redistribuir la riqueza, imponer el
igualitarismo o uniformar al todo social en una ideología, cultura o religión. [1](LLOSA, 1992)
Las sociedades humanas, desde sus inicios se han organizado
políticamente. Tal organización puede llamarse Estado, en tanto que atañe a la
agregación de personas y territorio en torno a una autoridad, no siendo, sin
embargo, acertado entender la noción de Estado como única y permanente a través
de la historia.
De una manera general, entonces, puede definírsele como la
organización en la que concurren tres elementos, la autoridad, la población y
el territorio. Pero, esta noción ambigua obliga a dejar constancia de que si
bien el Estado ha existido desde la antigüedad, sólo puede ser definido con
exactitud teniendo en cuenta el momento histórico.
Del estado de la Antigüedad, los Atenienses aportaron dos
nociones, la primera de Democracia,
en la cual se crea un sistema de gobierno en donde las decisiones eran tomadas
por la asamblea de ciudadanos; y la segunda de Estado, en el que la forma de organización política correspondía a
la ciudad, “la polis”, donde cada
ciudad estaba dotada de un pequeño territorio, su defensa concernía a todos los
ciudadanos, que se ocupaban de lo que hoy se llama el interés nacional.
Otrora, en el régimen feudal prevalecieron los vínculos de orden
personal, desapareciendo tanto la delimitación estricta del territorio como la
noción de interés general.
Finalmente, el Estado Moderno incorpora a la legitimidad, heredada
del feudal, la noción de soberanía, un concepto revolucionario, donde se
atribuye el paso histórico de una sociedad desmigajada, pero cimentada en la religión,
a una sociedad de estados organizados e independientes unos de otros.
Pero, este Estado Moderno, surgido de la aspiración de los reyes a
librarse de los lazos feudales y de la jerarquía eclesiástica, “El Estado – Nación”,
la unión de un poder central, un territorio y una población alrededor del
concepto revolucionario de la soberanía, habría de conocer dos formas, la
primera, el Estado Principesco que se caracterizó por el poder personal
ejercido uniformemente sobre un territorio estrictamente delimitado; y la
segunda, el Estado Democrático, surgido de las revoluciones inglesa,
norteamericana y francesa, trasladó la soberanía del príncipe a la nación. Sus
poderes fueron asumidos por organismos surgidos de consultas a la población,
mediante reglas de juego previa y claramente definidos. Y al igual que en las
polis griegas, el sentimiento patriótico se desarrolló y con él los de
pertenencia, civismo e interés nacional.
Esta es la forma de organización política de Occidente, en el
llamado Primer Mundo; dado el éxito económico de estas naciones, pareciera
razonable afirmar que es digno de imitar. Por eso la mayoría de países del
mundo lo comenzaron a implementar, como es el caso de Colombia donde se adoptó
este sistema participativo.
Que como lo afirma Huntzinger,
se “ha llegado a universalizar el modelo de Estado – Nación de tal modo que el
planeta, ahora, se encuentra poblado de estados.”
En lo que atañe al Estado Colombiano, el artículo 1 de Constitución Política de Colombia de 1991, reza[2]:
“Colombia es un Estado social de
derecho, organizado, en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de
sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada
en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las
personas que la integran y en la prevalencia del interés general.”
Así como se plasma en la Carta, el Estado es una organización de
la sociedad, con elementos que hacen que no solo las autoridades y el gobierno manipulen el poder, sino que,
por el contrario plantea un ordenamiento jurídico-político que garantiza la
participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones públicas y en el
acceso de la comunidad en el poder municipal, departamental y del país; donde
se establecen parámetros
y normas para que se logre establecer una convivencia armónica entre la
libertad y el poder.
Esta participación ciudadana, esta asociada con el fenómeno de la
democracia, que se origina en la libre voluntad de la
Ciudadanía por medio del sufragio, manifestada en los siguientes mecanismos: el voto, el plebiscito, el referendo, la
consulta popular, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la
revocatoria del mandato.
Corolario de lo anterior deviene gran
importancia la interacción y armonía en un Estado Constitucional de esos tres
elementos fundamentales como lo son Estado, Democracia y Ciudadanía, tres ejes
prioritarios y esenciales dentro una sociedad participativa pero que al ahondar
en cada uno de ellos permite inferirse que a la luz de los estados democráticos
existe un quebrantamiento o desarticulación frente a la ciudadanía.
Si bien en su momento Colombia fue
victimizado por la época del Frente Nacional donde los partidos políticos
liberal y conservador-únicos partidos políticos existentes- se turnaban para
tener el poder o más exactamente la presidencia, y con la carencia de control
político por parte del otro, lo que permitió el que se vislumbren acciones de
corrupción estatal, lo es de la misma manera que décadas después esa realidad
no ha cambiado. Los postulados que emergen en el Preámbulo de nuestra Carta
Magna y que identifican a Colombia como un estado social de derecho donde se
asegura a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la
igualdad, el conocimiento, entre otros, hoy por hoy solo se predica que se
quedaron plasmados en el documento constitucional, pues se reitera que siempre
se ha avizorado una marcada vulneración y trasgresión de los mismos[3].
Pero emerge grata importancia ilustrar acerca
de los Organos del Estado, y donde según Georg Jellinek, supone la existencia
de órganos, pues de lo contrario se estaría en el plano de la anarquía.
“Son órganos inmediatos los que resultan directamente de la
Constitución. De estos distinguió los órganos mediatos o que están, directa o
indirectamente, subordinados a uno o varios órganos inmediatos” (JELLINEK)
Por otra parte Hans Kelsen distinguió los órganos estatales simples o cuya función
la realiza un solo hombre de los órganos
estatales compuestos o cuya función resulta de la cooperación de varios
hombres. Dentro de los órganos parciales distinguió los que realizan actos de
idéntico contenido, los que realizan actos dispares y los que realizan actos
sometidos a un derecho de veto.
En su obra Leviatán(1651) o “La materia forma
y poder de un Estado Eclesiástico y Civil”, Thomas Hobbes manifestaba que El
Estado era una bestia y que la autoridad del Estado era monstruosa pero que era
lo única que la protegía de otro monstruo bíblico mas terrible denominado El
Vegemón que significaba la Guerra Civil, decía que esta última era la muerte
del cuerpo entero. Por lo tanto estudia al Estado y del hombre, ahí toda
consideración teológica esta excluida, es una filosofía materialista y no toma
en consideración a Dios, y por lo tanto todos los estados deben pasar a una
democracia donde el pueblo a través de los mecanismos participativos sea quien
ayude y colabore en el desarrollo y política de la nación.
El Medio Oriente y países como Egipto, Libia,
y otros tuvieron en el 2010 y 2011 cambios trascendentales en sus sistemas
políticos y de gobierno, pues frente a la crisis económica y demás fenómenos
sociales el pueblo se sublevó y se levantó en armas para derrocar a gobiernos
como Mubbarak y Gadaffi quienes venían de mantenerse en el poder desde hacía
muchas décadas y que como tal dicho fenómeno autoritario de poder estaba dado a
desaparecer. Frente a tal situación es la razón por la cual dichas naciones o
Estados han pasado de dicho gobierno vitalicio al de una visión democrática e
igualitaria frente a los gobiernos de occidente, excepto lo sucedido en Cuba
donde aún el poder de Fidel Castro y heredado hoy por su hermano Raúl vulneran
los procesos democráticos y participativos del poder.
Ya lo mencionaba el Presidente de los Estados
Unidos de Norteamérica Barak Obama en la reciente Cumbre de las Américas de
Cartagena, el que Cuba no había sido invitado y seguiría en su contra el
bloqueo económico en la medida en que su sistema de gobierno no se vuelva
democrático.
En consecuencia cuando de hablar de Estado se
trata, debemos de la misma manera
imprimirle una armonía con los elementos Democracia y Ciudadanía, en el caso de
Colombia lo es porque es social de derecho, unitario, descentralizado, democrático
y participativo donde los gobernantes y los gobernados mantienen una relación
indivisible frente al desarrollo de la nación en pro de una ciudadanía acorde
con la visión Colombia 2019, del cual se preve la historia de nuestro pueblo
sobre la base de una Estado Democrático y donde la Ciudadanía y el Pueblo
mantienen una armonía altruista que dignifica a la nación, y que lo lleva a
cabo a través de los mecanismos de participación democrática.
Como conclusiones frente al tema podemos
mencionar las siguientes:
- La democracia conforme al
artículo 1° de la Constitución, se define como el gobierno del pueblo, el
cual escoge por sufragio sus representantes, siendo la elección popular la
base de la democracia representativa y por ende participativa, ya que
otorga a sus ciudadanos espacios suficientes para que ejerzan influjo
permanente en las decisiones públicas.
- La noción de Estado
unitario se entiende que está en contravía del Estado federal, haciendo
referencia a que es una modalidad de organización según la cual las
principales decisiones políticas y administrativas se realizan a través de
los poderes centrales, sustrayendo de las mismas a las comunidades
regionales y locales.
- Cuando hablamos o tenemos
en cuenta a la Ciudadanía lo hacemos frente a su participación, pues así
quedó preceptuado como uno de los fines esenciales del Estado,
participación que se ve reflejada en la participación política ( art. 40
C.N.), la participación en la conformación y modificación del ordenamiento
jurídico ( art. 374), la participación administrativa, la procedimental
conforme al derecho de petición ( art. 23), la participación ciudadana
efectiva en los procesos educativos ( arts. 45 y 68), en la discusión de los planes
de desarrollo ( art. 342), en la participación de la prestación de los
servicios públicos (art. 369), así como la participación en la regulación
de la calidad de los bienes y servicios (art. 78).
- Con Venezuela y Costa
Rica, Colombia fue una de las pocas democracias constitucionales duraderas
de la segunda parte del Siglo XX en América Latina. A diferencia de muchos
otros países de Sudamérica, no ha habido dictadura militar en Colombia,
las fuerzas armadas siendo domesticadas por el pacto bipartidista.
- En un Estado Democrático
y Participativo, el ciudadano quiere mejores servicios públicos, sueldos
decentes propios de una dignidad humana, quiere tener mayor relevancia e
incidencia en las decisiones de las cosas que lo involucran, donde quiere
escoger sus gobernantes; necesita saber que es protagonista del ahora y de
su propia historia y porvenir; el juicio final para ciertos demócratas
ficticios y revestidos de falsos ropajes democrático esta cerca.
[1] Frente a la CRISIS DE LA
DEMOCRACIA, relata el autor, que “Con la caída del muro de Berlín y el
posterior derrumbamiento inesperado del comunismo en la URSS, múltiples
construcciones se han querido imponer como literatura sociológica, política,
filosófica o económica para explicar, bien con dosis de cinismo, escepticismo o
rituales teóricos festivos, la caída del comunismo como un triunfo telúrico y
definitivo del capitalismo, el liberalismo y la democracia occidental, como
triada inseparable a la hora de comparar a ésta respecto al comunismo”.
[2] La fórmula inicial de la
Carta, respaldado a lo largo de todo el texto fundamental, según la cual Colombia
se define como un Estado social de derecho, es también de una importancia sin
precedentes en el contexto del constitucionalismo colombiano.
Los fines esenciales del Estado no pueden ser una simple
expresión de buenas intenciones. Servir a la comunidad, promover la prosperidad
general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes
consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todas las
decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y
cultural de la Nación; defender la independencia nacional, y asegurar la
convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo, son el fundamento y la
finalidad de la organización política.
[3] El preámbulo de la
Constitución de 1991 reza: El Pueblo de Colombia en ejercicio de su poder
soberano, representado por sus delegatarios a la Asamblea Nacional
Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la
unidad de la Nación
y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia,
la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo
que garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a
impulsar la integración de la comunidad latinoamericana decreta, sanciona y
promulga la siguiente…..”
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